Puede parecer de verdad un cuento, pero lo cierto es que apareció delante del objetivo de Yves Adams un peculiar pingüino amarillo y realmente merecía un homenaje.
Esta curiosa ave se encontró en las islas Georgias del Sur y fue toda una suerte dar con este precioso ejemplar entre los cientos de miles de compañeros que viven en esas playas.
Quise mostrar lo que puede llegar a destacar un individuo diferente entre una enorme colonia, así que de ahí que la figura central sea de mayor tamaño y el resto de pingüinos sean de apenas 2 mm.
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